Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100365
Legislatura: 1893
Sesión: 3 de Julio de 1894
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 162, 2549 (bis) - 2551 (bis)
Tema: Tratados de comercio y relaciones comerciales con Alemania y otras Naciones

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra. [2549(bis)]

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Para que vea el Sr. Duque de Tetuán cómo tenía yo razón, y no la tenía S. S., cuando ha hecho tanto hincapié en la cuestión de nuestra exportación de frutas, así verdes como secas, de toda la región de Levante, le diré que S. S. entendió que yo me refería única y exclusivamente a las frutas secas y verdes que van a Alemania. No; el argumento era otro: al decir que la falta de aprobación de los tratados perjudicaba a varias regiones de España, y entre otras a las de Levante, porque tenían sin dar salida gran cantidad de frutas secas y verdes, yo indiqué que esas provincias exportaban a los diferentes mercados del extranjero por más de 4 millones de duros. (El Sr. Vizconde de Campo-Grande:  ¡Ya lo creo, bastante más! ?El Sr. Marqués de Mochales: Pero hablamos de Alemania.- El Sr. Vizconde de Campo-Grande: Sólo de naranjas?) Pues sólo de naranjas, y digo que me quedé corto, porque no sólo de naranjas, sino de frutas y de un fruto que en esta época del año se consume mucho, de tomates y de cebollas, se exportan cerca de un millón de duras en esa región. (El Sr. Vizconde de Campo-Grande: Pero no a Alemania.)

Decía el Sr. Duque de Tetuán ?que no se perjudicaba más que a una industria por la no aprobación de los tratados? y yo contestaba: ?¡Cómo que no se perjudica a la industria y a la agricultura de muchas provincias de España y de muchas regiones!? Y seguía yo diciendo: ?Pregúntenlo SS.SS. a los Sres. Senadores de Huelva y otras provincias, a ver si no perjudica a los vinos blancos. ¿No perjudica a toda la producción, en la región de Levante, de naranjas y frutas verdes y secas? (Varios Sres. Senadores de la minoría conservadora: No, no.) Las echa del mercado alemán y de otros mercados, en los cuales se hace un comercio de más de 4 millones de duros al año en naranjas, pasas, uvas, frutas y legumbres de todas clases. (El Sr. Duque de Tetuán: Pido la palabra.)

De manera que no sólo no puede vituperarme el Sr. Duque de Tetuán por exageración, sino, en todo caso, por lo que necesitaba rectificación era por haberme quedado muy corto; pero como a mí no me hacía falta exagerar el argumento, me bastaba con esto para demostrar que era un gran perjuicio el que se hacía con la no aprobación del tratado, para esas regiones.

Por consiguiente, ya ve S. S. que por este lado no tenía razón, ni siquiera para la interrupción que me hizo, por cierto poco cortés.

Pero vamos a la otra.

Que yo he dicho 30 partidas. Ya se sabe lo que son las partidas del arancel; no llegan a 30 grupos; lo que tiene es, que cada grupo se puede descomponer en infinidad de partidas; pero similares, parecidas, semejantes, y en ese caso, seguro es, si se descompone un arancel en las partidas a que hace referencia S. S., no digo yo ciento y tantas, sino mil habrá de diferencia. Pero yo he hablado de los grupos de mercancías, a los cuales se refiere uno en discusiones de esta naturaleza, porque de toro modo sería nunca acabar, si fuéramos a hablar de los detalles minuciosos de un arancel.

Por lo demás, S. S. tiene una manía, cual es la de que el Gobierno no tiene mayoría porque fue derrotado en las Secciones, y que debió marcharse.

Pues hubiera hecho el Gobierno español lo que no hace ningún Gobierno, porque, según el argumento de S. S. el Canciller alemán debió también abandonar la dirección de la política, puesto que la Comisión que había de informar sobre el tratado era hostil, pero mucho más hostil que la actual.

Y no digo Caprivi, el mismo Gobierno francés tuvo una Comisión que le era hostil, ¿pero qué hizo? Trabajar para sacar el tratado, a pesar de serle hostil la Comisión. Y lo mismo hizo Caprivi: trabajar, a pesar de la hostilidad de la Comisión, para sacar el tratado; porque el Gobierno español hubiera mirado mal, hubiera sentido, no hubiera quedado verdaderamente satisfecho del Gobierno alemán, si a la primera contrariedad hubiera abandonado el tratado hecho con España; como le habría parecido mal al Gobierno alemán que nosotros hubiéramos hecho lo mismo, por una equivocación, por un error, por falta quizá de vigilancia, en la idea que teníamos de que no había de haber aquí más oposición que la natural a que da lugar el debate.

Pero, después de todo, ¿qué mayoría tomó parte en la elección de la Comisión, si no llegaron al 30 por 100 de los Senadores que componen la Cámara? ¿Es que había de considerarse derrotado el Gobierno por una votación semejante?

Ahora bien; el Sr. Duque de Tetuán dice que el Gobierno no tiene mayoría en esta cuestión; pues presenten SS. SS. la batalla al Gobierno, venga el dictamen y lo veremos. O qué, ¿quieren SS. SS. que el Gobierno quede derrotado por una emboscada, por una votación eventual, por equivocación, por exceso de confianza, puesto que yo no creí nunca que el partido conservador adoptara la actitud que ha adoptado? (El Sr. Marqué de Pidal: No se puede llamar emboscada a una votación en una Sección del Senado.-El Sr. Marqués de Mochales: Citada la mayoría por el Gobierno.-Varios Sres. Senadores pronuncian palabras que no se oyen.- El Sr. Presidente agita la campanilla.)

Pero en fin, de todas maneras, el Gobierno español procede en esto como proceden todos los Gobiernos de Europa, aun aquellos que S. S. pone por testigos y como ejemplos. ¿No me decía S. S. que yo debía hacer lo que hizo el Canciller Caprivi? Pues eso es lo que hago yo: Caprivi se quedó, a pesar de serle hostil la Comisión. Pues también me quedo yo? (Risas en toda la Cámara), a pesar de no serme favorable la Comisión. ¿No lo pone S. S. como ejemplo? Pues yo no puedo hacer más que tomarlo y seguirlo. (Risas.)

Después fue el dictamen a la Cámara, y el tratado fue aprobado, y el Canciller Caprivi siguió. Pues venga aquí el dictamen, lo aprobamos, y yo también sigo (Risas.) ¿No lo aprobamos? Pues entonces veré lo que tengo que hacer (Un Sr. Senador de la minoría conservadora: Entonces, también sigo.-Risas.) De manera que, créame el Sr. Duque de Tetuán, no tiene fuerza el argumento. Aquí estamos en la idea de que tenemos mayoría en el Senado para el tratado y para todo, y en ese punto me parece que es un poco más perspicaz el Sr. Durán y Bas que el Sr. Duque de Tetuán, aunque catalán (Risas), porque, ¡ah! Si el señor Durán y Bas es que se desapruebe el tratado y, no teniendo mayoría, claro está que el [2551bis] tratado se desaprobaría. Por lo que no quiere el señor Durán y Bas traerlo al debate, es porque cree, y con razón, que el Gobierno tiene mayoría para eso y para todo. (Un Sr. Senador de la minoría conservadora: Haciéndolo cuestión de Gabinete, sí, pero no dejando la cuestión libre, porque entonces sería otra cosa.) Aunque deje la cuestión libre, pero en fin, por eso no vamos a reñir: venga el dictamen, y declaro la cuestión libre. ¿No tiene S. S. más dificultad que esa? ¿Cree S. S. que la mayoría no será mayoría dejando la cuestión libre? Pues yo se lo facilito todo a S. S.

Venga el dictamen, y todo lo que SS. SS. quieran: libre la votación, libre todo; la proposición de confianza, fuera; que no se ha discutido porque yo doy preferencia a los asuntos urgentes de gobierno, a leyes que han de estar hechas a plazo fijo, que si no, ya se discutiría la proposición, pero si no queréis ni aun eso, me basta con el voto libre que diera el Senado en la cuestión del tratado.

Venga, pues, el dictamen, ya no tenéis razón para retrasarlo; ya, por fin, el Sr. Duque de Tetuán se va a salir con la suya; va a ver que, en efecto, este Gobierno no tiene mayoría en la cuestión de tratados. ¡Qué satisfacción tan grande para S. S.! Haga S. S., por su propia satisfacción, que no se retrase la presentación del dictamen, y para que el Sr. Barzanallana descanse y se tranquilice, porque hace tres meses que S. S. no vive bien (Risas), está intranquilo, pasando muy malos ratos y presentando el dictamen se acabarán los malos ratos. Viene el dictamen; la votación libre, libérrima, y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. (Risas.-El señor García Barzanallana: Agradezco mucho la buena voluntad de S. S., pero debo manifestarle que, ante todo, yo haré lo que exija mi deber y nada más.) Pues eso, ¡si no hay nada que satisfaga tanto como el cumplimiento del deber!



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